martes, 1 de abril de 2014

Fotografía: WILLIAM EGGLESTON


                                                       

Si bien la consigna , en un principio, sonó sumamente sencilla, al momento de sentarme a elegir una fotografía (una sola) se me presentó un dilema inmenso, hasta que la vi. Esta fotografía tomada por Eggleston fue la escogida por muchos motivos, el primero (pero no por eso más importante) fue la paleta de colores, los colores se complementan de una manera maravillosa y sin duda alguna dan un gran contraste; pero el motivo de mi elección, lejos de ser la paleta de color, fue la sensación de poder ver mas allá del momento capturado, al ver esta fotografía puedo imaginarme el rostro de la protagonista sin siquiera conocerla, puedo percibir que está en un lugar que no condice con su vestimenta ni con sus perlas, ni los brillantes en su peinado. Tampoco puedo evitar imaginarme la situación e inventar una historia en mi mente: ¿serán dos amigos que se reúnen a beber un café después de muchos años de no verse? ¿serán dos amantes de clase social alta que se encuentran en una cafetería común y corriente donde saben que nadie conocido los vería? ¿serán dos familiares poniéndose al tanto de las cuestiones en la casa de cada cual?  no lo sé, pero siento que cualquiera de mis hipótesis se aplicaría con éxito a esta imagen.

En síntesis, es una fotografía que en una primera instancia, y con una visión muy por encima, parece interesante, desde su simetría y desde el color funciona como un sistema, pero que, al acercarse y hacer hincapié en los pequeños detalles, lo incita a uno a querer saber mas y mas sobre que es lo que está pasando en ese momento capturado.



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